domingo, 3 de abril de 2016

EL CONEJO Y EL ZORRO

Nuestro amigo Juan, gran poeta y escritor sin igual, nos regala esta pequeña historia en la que el conejo y el zorro son los protagonistas. 

EL CONEJO Y EL ZORRO
En el altiplano de una colina, donde el tomillo era el matorral de mayor altura, la visibilidad era enorme y donde un conejo hacia sus excursiones habituales.
Él jugaba haciendo agujeros en la tierra. Era un conejo muy rebelde pero muy listo que no hacía caso de los consejos de su madre que le advertía de los peligros que corría.
Su familia habitaba en la vaguada, donde esconderse y sortear los peligros era factible debido a su frondosidad, allí se sentían seguros.
Pero entre los matorrales había una pareja de zorros que tenían cuatro cachorrillos a los cuales tenían que mantener. Y oteando con una vista de lince, el padre zorro se dio cuenta de que un conejo salía cada día de su madriguera hacia la colina y le hizo un seguimiento para poderle dar caza.
Una mañana: el zorro se propuso atraparlo y llevar algo de comida a sus hijos, le persiguió y zigzagueando por entre los tomillos, el zorro creía que no tendría escapatoria y que, por cansancio, lo pillaría, pero el conejo era demasiado listo para exponerse a salir a campo abierto sin algún sitio donde protegerse. Él había abierto unos agujeros en esa colina y cuando el zorro estaba a punto de darle caza, se introdujo en su madriguera, dejando al zorro con dos palmos de narices.
El zorro pensó ahora sí que te voy atrapar y empezó a escarbar y escarbar en la madriguera, hasta que pudiera encontrarle pero… viendo el tramo que había descubierto y no lo hallaba, desistió ya estaba cansado y pensó..! Este conejo es muy listo, pero….! yo lo soy más, eso se creía él..! La espera fue larga y se quedó dormido
en la boca de la madriguera.
De pronto emergió el conejo como un volcán de las entrañas de la tierra riéndose a carcajadas ante las narices del zorro que dio un brinco del susto que le habían provocado aquellas risotadas, no se dio cuenta el zorro que la madriguera tenía otra salida.
El zorro ese día desistió y se fue con su familia sin llevar nada de comida. El conejo, mientras tanto bajó a la vaguada y cogiendo un trozo de corteza de un alcornoque y juntando la sabia de algunas plantas hizo una poción de colores, se tumbó sobre la corteza y se hizo una copia de sí mismo y apoyo ese dibujo sobre la planta de un tomillo, cerca de la madriguera, y que fuera visible para el zorro.
A la mañana siguiente, el zorro se puso en camino hacia el mismo lugar a ver si podía atrapar al conejo, y…cuando se iba acercando, creyó verle y que estaba descansando sobre una corteza. Sin pensarlo se lanzo a por él y se dio de bruces contra esa piel de alcornoque donde estaba la semejanza del conejo…. que se desternillaba de risa…Ja.. Ja… Ja..l El zorro se lanzó de nuevo a por él, sin poder atraparlo.
Como la madriguera tenía entrada y salida cuando el zorro estaba en la entrada el conejo estaba en la salida y se reía del zorro a carcajadas y…! Aguantándose el conejo en las patas traseras se ponía erguido y orgulloso de poder derrotar a su enemigo. El zorro muy triste pensó… yo que soy más fuerte no soy capaz de cazarlo…y el conejo exultante de alegría se reunió con su familia para contarles su hazaña.
MORALEJA: LA ASTUCIA GANO A LA FUERZA
JUAN GARCIA INES

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